PAÑUELO SI, PAÑUELO NO ¡ Vale ya !

PAÑUELO SI, PAÑUELO NO ¿ESA ES LA CUESTIÓN?

Quienes creemos firmemente en la Democracia y luchamos para que nuestras sociedades se transformen en espacios inclusivos, nos sentimos cruelmente decepcionados con algunas de las posturas que en estas semanas se están expresando.

Me pregunto si realmente, el debate sobre el pañuelo de la mujer musulmana en la escuela es el interés real y prioritario de estas manifestaciones. De alguna u otra manera, se están poniendo al descubierto ciertos tintes discriminatorios y por qué no decirlo, el preludio de una tímida islamofobia, reflejo y contagio de la ya existente en Europa.

La islamofobia, que no es otra cosa que el miedo irracional, en este caso al Islam, se alimenta del temor a lo desconocido, o lo que es peor, a la asociación de determinadas prácticas y tradiciones que nada tienen que ver con el Islam y que ponen en tela de juicio el respeto a los derechos fundamentales de las mujeres musulmanas.

Uno de los argumentos principales que se están esgrimiendo en este debate nacional, no es el referido en sí al uso de ?símbolos religiosos? dentro de la escuela sino, el supuesto significado del hiyab. Así, el postulado de la mayor parte de la sociedad (no musulmana), es la de considerar esta prenda como un símbolo de subordinación y discriminación de la mujer, y por ende, debe ser suprimido.

La cosmología islámica es clara en defender que cualquier acto de fe (como lo es el uso del hiyab) incumbe exclusivamente al individuo, sin que absolutamente nadie pueda entrar a preguntar, recriminar y/o cuestionar su ejercicio. De igual forma, la Constitución española, en el segundo punto del artículo 16, deja claro que ?Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias?.

Desde este punto de vista, que el pañuelo de las mujeres sea copado en la esfera pública y se genere un debate colectivo, no hace sino vulnerar un derecho fundamental como lo es el de la intimidad, en el que una vez más, las mujeres somos objeto pasivo de estudio y no sujetos activos de participación.

Las mujeres musulmanas ¿tendremos algo que decir al respecto?, ¿tenemos capacidad para utilizar nuestro legítimo derecho a la libertad de expresión? Evidentemente sí, puesto que quienes luchamos en el día a día por generar sociedades participativas y basadas en el respeto democrático, creemos firmemente que nuestras opiniones, como la de los demás, deben estar consideradas como el resto de la ciudadanía. Simplemente, porque las mujeres musulmanas, también formamos parte de esta sociedad.

Imaginemos por un momento, de manera hipotética, que esto fuera cierto, que verdaderamente el pañuelo fuera un símbolo de opresión hacia la mujer. ¿No sería lógico que fuese el propio colectivo de mujeres musulmanas que reivindicase su supresión? ¿O es que acaso, se cree que las mujeres musulmanas somos seres inútiles, ?cuerpos sin cabeza?y sin capacidad racional?

Una vez más, emergen determinados postulados paternalistas que quieren venir a poner voz a quienes ya la tienen, abanderando una cuestión que no les afecta en primera instancia. Parece que vuelve a abrirse el baúl de los recuerdos, rescatando las mismas argumentaciones coloniales de antaño que defendían los valores ?europeos? como los válidos y universales. Quienes intentan defender la causa de las mujeres musulmanas, acallando sus voces, no hacen sino repetir un esquema hegemónico de imposición que nada tiene que ver con el sistema democrático y con el respeto a la diferencia que desde nuestras leyes se están proclamando.

Somos nosotras, las mujeres musulmanas, quienes tenemos que crear nuestras propias agendas y priorizar cuestiones que verdaderamente son importantes. Precisamos empoderar al género femenino musulmán, ocupar el espacio público, alcanzar puestos de decisión y por encima de todo, universalizar la educación, porque es nuestro derecho como mujeres y nuestro deber como musulmanas.

¡Eso es lo verdaderamente importante! Que se haga con pañuelo o sin él, es lo de menos, urge preservar nuestro legítimo derecho a defender nuestras convicciones y poner en práctica, con total libertad, nuestras creencias, también en el espacio público. Porque lo público no puede separarse de lo privado.

M. Laure Rodríguez Quiroga
Presidenta de la Unión de Mujeres Musulmanas de España y Directora de la
Consultora Social e Intercultural Torre de Babel

más polémica en torno al pañuelo

La opción de llevar pañuelo

El Periódico de Cataluña, NDEYE Andújar*, 2008-07-01

Hace unos días, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, hizo unas declaraciones polémicas en la jornada parlamentaria sobre el papel de las mujeres en la Alianza de Civilizaciones. Según la ministra, las prácticas culturales que vulneran los derechos humanos o que discriminan a las mujeres “no tienen por qué ser protegidas”. Como musulmana y española, comparto totalmente esa postura: no se pueden proteger los matrimonios forzosos, la mutilación genital femenina, el enclaustramiento de las mujeres y tantas otras prácticas abominables que atentan contra los derechos humanos y son claramente antiislámicas. Los musulmanes tenemos la responsabilidad ética y moral de denunciar públicamente la manipulación que se hace del islam.

UNA COSA es la cultura y otra, la religión. No basta con pensar que eso es una obviedad, sino que debemos alzar la voz para acallar a los que utilizan el islam para mantener el patriarcado, las desigualdades sociales y económicas y todo tipo de discriminaciones. Pero en su denuncia, la ministra se refería concretamente al uso del pañuelo por parte del colectivo musulmán: “En nuestro país, los hombres árabes o musulmanes pueden vestir al modo occidental porque su cultura no les exige que lleven ningún símbolo. Las mujeres, sin embargo, llevan vestidos largos que les tapan el cuerpo y también un pañuelo sobre la cabeza que les cubre el cabello”.

Si analizamos con detenimiento sus palabras, nos damos cuenta de que hay bastantes cosas que chirrían.

Lo primero que salta a la vista es que identifica a los musulmanes con los extranjeros (los árabes), lo que crea una fractura entre la nacionalidad y las creencias religiosas, además de reproducir ciertos estereotipos. ¿Qué significa vestir al modo occidental? ¿Visten igual una anciana, una campesina, una ejecutiva, una monja, una top model y una rapera? ¿Cuál es la cultura de los musulmanes? ¿La malaya, la marroquí, la española, la afgana? ¿Todas las musulmanas llevan pañuelo y ropas largas? Es un error pretender que existe por un lado una cultura occidental y por otro una cultura islámica porque se confunde el territorio con las creencias o, lo que es peor, se presentan como dos bloques monolíticos y antagónicos.

Muchos hombres musulmanes inmigrantes también visten según su cultura de origen, algo que no podemos criticar y que da colorido a nuestra sociedad, ayudándonos a salir de una larga historia de imposiciones y de monolitismo cultural.

Las razones para llevar el pañuelo son múltiples: no son solo culturales, sino también políticas, sociales y religiosas. Pero eso no significa que los hombres impongan su uso necesariamente. Identificar el pañuelo con un símbolo de sumisión supone obviar esas múltiples motivaciones.
La ministra de Igualdad tampoco ha tenido en cuenta al colectivo de mujeres musulmanas españolas ni a las futuras generaciones que son y serán de cultura española. Si aceptamos que el uso del pañuelo tiene que ver únicamente con una práctica extranjera, entonces consideramos que las musulmanas que lo llevan son eternas extranjeras. Es algo que tarde o temprano creará tensiones. ¿Es compatible ser musulmana con pañuelo y española? Ni la sociedad ni el Estado deberían obligar a nadie a elegir.

El Estado no debería aplicar una política demasiado intervencionista en cuestiones que atañen a las elecciones personales de los ciudadanos. Legislar sobre la vestimenta de las mujeres es, en sí, una paradoja: se asume erróneamente que a todas se les impone el uso del pañuelo y por ello se impone a su vez que se descubran el pelo. El problema no es el pañuelo, es la imposición.

El Estado no debe contribuir a la demonización de las mujeres musulmanas, muchas de las cuales se ven sometidas a una triple discriminación (como inmigrantes, como mujeres y como musulmanas). En vez de atacar a las mujeres más desfavorecidas de la sociedad, lo que debería hacer un ministerio que se preocupase realmente por la igualdad es ayudar a mejorar su situación. En vez de repetir estereotipos negativos, lo que debería hacer es defenderlas de las discriminaciones y de los ataques que sufren a causa de su religión. Debería apoyar las iniciativas a favor de la igualdad de los sexos dentro del islam, ya que entran de lleno en los objetivos de la Alianza de Civilizaciones.

ES UNA LÁSTIMA que lo único que trascendiera de esa jornada fuera la polémica en torno al pañuelo. Poco sabemos sobre cuál es el papel real de las mujeres en la Alianza de Civilizaciones. Tampoco sabemos cuántas mujeres musulmanas participan en este proyecto, cuántas han sido consultadas y qué poder de decisión tienen en general. Las organizaciones musulmanas que trabajan por la igualdad de género así como los y las intelectuales musulmanes que abogan por los derechos humanos y la democracia, deberían formar parte integrante de la Alianza de Civilizaciones si no queremos que sea un escaparate muy bonito, pero vacío.

*Vicepresidenta de la Junta Islámica Catalana

Pañuelos en la cabeza y velo en los ojos

Por abdul haqq salaberria


Cada vez son más las musulmanas y musulmanes que estamos en contra del velo. Pero no el que se ponen en la cabeza voluntariamente las mujeres, que no vela nada sino todo lo contrario, hace explícita una forma de vida, sino el que pretenden obligarnos a ponernos delante de nuestro ojos a todos los ciudadanos para velarnos la realidad de lo que debatimos. Discutir sobre un trozo de tela es desviar la atención sobre el verdadero debate. Es hacer exactamente lo mismo que se critica a regímenes islamistas cuando se rayan con el tema de la vestimenta de sus mujeres.

Nunca fue un tema de gran interés para los musulmanes cuando estaban organizados políticamente bajo la forma genuina de Califato. Si examinamos la jurisprudencia clásica, el capítulo destinado a cuestiones de vestimenta tiene mucho menor rango que el dedicado a la alimentación, o a aspectos relacionados con la limpieza. Lo que realmente preocupaba, como preocupa a cualquier sociedad, era el mantenimiento de unas prácticas comerciales justas, la persecución de la usura como indicio de corrupción social, y unas prácticas religiosas sociales ejemplares, así como la recaudación de los impuestos sin saltarse las limitaciones establecidas por la Sharia. El justo equilibrio entre el orden social y la libertad individual era el meollo de la cuestión de aquella sociedad como lo es el de la nuestra.

El debate de fondo que todos quieren evitar inventándose falsos debates es el de decidir quién valoriza y en base a qué legitimidad lo hace.

El debate de la vestimenta es falso, no porque lo digamos los musulmanes; lo dice la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Constitución, y el sentido común, que es la norma de convivencia humana perfeccionada durante milenios. Todo el mundo puede vestir como le dé la gana, con pocas excepciones: vestir de agente de la autoridad sin serlo puede crear problemas de orden público; ir exhibiendo la militancia nudista por la mitad de la vía pública se ha consensuado que ofende al buen gusto… Pero fuera de estas pocas excepciones estamos acostumbrados a ver de todo por la calle.

Si yo defendiera que las monjas deberían desprenderse de sus hábitos porque éstos representan una manifiesta carga represiva contra la mujer en el seno del catolicismo, me dirían, con razón, que estoy meando fuera del tiesto. Habrá monjas que llevarán los hábitos por rutina. Otras, la mayoría, que se los pondrán con un orgullo especial en una época difícil para profesar la fe de forma tan exigente y manifiesta. Puede que haya monjas que se los pongan por imperativo legal de su orden, aunque bien les gustaría ir algo más frescas por la vida. Los votos son voluntarios. Evidentemente, si no lo fueran, deberían denunciarse.

Del mismo modo si una musulmana en España lleva pañuelo obligada por su marido, familia, jefes o jefas, puede denunciarlo ella o podemos denunciarlo el resto de los ciudadanos. Por lo demás, si no hay coacción, puede ir enfundada en un burka. Eso sí, no sería lógico que pretendiera aspirar a superar las pruebas de selección de personal de Iberia, ni que denunciara a la compañía por discriminación. En este caso la que discriminaría sería ella: entre pasar desapercibida o vestirse a su antojo. El mismo derecho que tiene ella para vestir como le venga en gana tendría Ibera para poner los criterios de selección que le convengan, siempre que no discriminen por razón de sexo, raza, creencias, etc. Pero sí pueden discriminar por razones de vestimenta, incluso de talla o de edad. Legalmente es posible.

Zanjada pues esa cuestión básica sobre los límites de la libertad individual como está por nuestras normas ¿por qué debatir una y otra vez sobre el pañuelo, mal llamado velo, de las musulmanas? Algo huele a chamusquina, que decíamos cuando éramos críos. A ver, ¿no será que lo que se está debatiendo aquí es otra cosa? Yo creo que sí. Lo que molesta no es una prenda de vestir. Lo que molesta es que alguien, a estas alturas, siga diciendo que la religión es central en su vida. Ahí está clavo.

Lo sé porque a mí me choca lo mismo ver a un cura con sotana por la calle, y eso que me crié oliendo a naftalina de convento. En tiempos de Franco era normal, pero ahora, «¡Ojo, fundamentalista del Opus Dei a babor!». Si es franciscano la cosa cambiaba algo: «¡Mira, Obi Wan Kenobi!». La verdad es que cada vez se ven menos, pero estoy seguro de que según vayan viéndose más pañuelitos en las cabezas de las musulmanas se comenzarán a ver más alzacuellos, sotanas y escapularios. ¿Es eso peor que ver algunos tatuajes francamente imbéciles en miembros y miembras de nuestro vecindario? Al menos el pañuelo o la sotana no son ambiguos en su mensaje, pero otras expresiones sí lo son. ¿Qué debo interpretar cuando veo a un cuello lleno de pinchos? ¿Cuidado con el ciudadano o ciudadana, que muerde? ¿Es la manifestación externa de una opción sexual? ¿Es sólo una elección estética? Supongo que habrá que preguntar antes.

La sociedad laica se considera a sí misma en un estadio evolutivo avanzado y superior respecto a la sociedad confesional. Puede ser cierto si consideramos superada la religión como una imposición formal o como la institucionalización de lo espiritual. En este sentido, el laicismo debería ser la expresión de una espiritualidad genuina, libre de ataduras formales. No negaría la espiritualidad del ser humano sino la rigidez estructural religiosa. Pero eso es la teoría. En la práctica, el laicismo se ha transformado en otra religión, igualmente retórica y ritualizada, igualmente reaccionaria, igualmente proselitista, igualmente totalitaria.

* Delegado en Euskadi de la Fundación European Muslim Union

fuente: http://www.noticiasdegipuzkoa.com/ediciones/2008/06/30/opinion/d30opi5.1150929.php

Documental » Mujeres Con Pañuelo»

salamu alaykum,
Este es el documental del martes 10, para la gente que no
pudo verlo, espero que les guste y sea de buen provecho.
Agradezco la ayuda de un hermano que me ayudó con los videos.
Para ver más videos relacionados con el tema, en la pagina
de Islam para todos hay vidoes muy interesantes.
1 parte
2 parte
3 parte
4 parte
5 parte
6 parte (final)

MUJERES CON PAÑUELO


Mujeres con pañuelo

Martes 10 de junio de 2008

Hora de emisión: 22:45h

Canal: La 2 de TVE

Hace algo más de un año, tras un contacto mantenido con unos periodistas a raíz de un reportaje sobre la integración, nació la idea de hacer un documental íntegramente sobre el velo y la mujer musulmana en España, todo ello, porque una de las que aparecían en el reportaje afirmó que para ella el velo es libertad, una afirmación que sin lugar a duda les impactó.

Poco tiempo después y sin guión previo, empezó la grabación de “Mujeres con pañuelo”, los hechos transcurren casi de manera íntegra en un viaje que un grupo de amigas emprenden rumbo a Granada. En el reportaje, se intenta mostrar el día a día de cada una de esas mujeres, en sus trabajos, universidades, casas, ocio y demás quehaceres.

Como se puede percibir a través del título, el tema principal es el pañuelo “El Hiyab”, pero están presentes otros asuntos aunque en menor medida, como el aspecto espiritual, las relaciones familiares, la amistad, el matrimonio, los estudios, el trabajo, la integración, los sueños y anhelos…etc.

En el documental se podrá ver a musulmanas de nacimiento que vinieron a España a una avanzada edad, a quienes lo hicieron siendo niñas, y a muchas que son españolas de nacimiento y musulmanas de religión, en este ultimo grupo, están las hijas de musulmanes, las de segunda generación, y las que abrazaron el Islam y retornaron a él.

Nosotras, las que salimos en el documental, Ahlam, Amal, Lamiae, Laila, Silvia, Nadia y Zainab, os invitamos a ver este trabajo que supone una iniciativa sin precedente en nuestro país, y más en un programa de tan larga trayectoria y reconocido prestigio como lo es “Documentos TV”.

Quizá muchos estén en desacuerdo con nuestras ideas y forma de plantear las cosas, todo es criticable, pero queremos hacerles llegar que en este trabajo, se puso mucha ilusión y sobretodo la buena y sincera intención, la idea no es presentarnos como representantes de los musulmanes en España, sino simplemente corregir los diferentes equívocos que hay, y más sobre la mujer, y que se conozca cada vez más a la amplia comunidad musulmana de España.

Os invitábamos de nuevo a verlo, porque creemos que eso ayudará a que haya más producciones de este estilo, la audiencia es el juez en este tipo de cosas, partiendo de esto último, deciros que en caso de que veáis oportuno escribir a la cadena en concreto, no dudéis en hacerlo, es más, os animamos a ello; y también que en caso de que tengáis criticas, opiniones, ideas o cualquier cosa que nos queréis hacer llegar, lo podéis hacer a través del e-mail de nuestra asociación: fdvmadrid@yahoo.es o en asoctayba@yahoo.es

Sin más, nos despedimos con la esperanza de que el documental sea de vuestro agrado, y anhelando que sepáis perdonar y excusar algún posible error en el que hayamos podido caer.

Nota: Los que no podrán verlo a través de la TV, lo pueden hacer una vez que se emita en en este link http://www.rtve.es/alacarta/index.html?canal=CTV_LA2 o en este, en la sección de Videoteca Videoteca: Documentos TV